"Solo existo en la medida en que existo para otros, y en última instancia ser es amar" (Enmanuel Mounier)

viernes, 26 de diciembre de 2008

145. ¡Feliz Navidad 2008!

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domingo, 21 de diciembre de 2008

144. Cena de Navidad 2008

Ayer domingo celebramos toda la Comunidad, en casa de Esther, nuestra merienda-cena de Navidad. Nos acompañaron los hermanos y la sobrina de Esther, y también Paz con sus peques.
Una tarde estupenda con mucho para picar, villancicos, amigo invisible..., en la que por supuesto echamos de menos a Nacho, Ana y Chema...

Aquí está una de la fotos que ha mandado Alba:

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jueves, 18 de diciembre de 2008

143. Pero el hombre no oía...

He encontrado este cuento cortito que me ha gustado mucho, y he pensado compartirlo con vosotros a través del blog.

¡Cuantas veces estamos sordos, ciegos, insensibles a la voz, a los signos, a las caricias del Padre...!


Cierto hombre susurró:
¡Dios, háblame! y el árbol cantó.
Pero el hombre no oía.

Luego el hombre, habló más fuerte, pidiendo:
¡Dios, háblame!, y un rayo cruzó el cielo.
Pero el hombre no oía.

El hombre miró a su alrededor y dijo:
¡Dios, permite que te vea!, y una estrella se iluminó con gran resplandor.
Pero el hombre no la notó.

Entonces el hombre gritó:
Dios, muéstrame un milagro!, y en ese minuto nació un bebé.
Pero el hombre no lo supo.

Luego el hombre pide a gritos, en desesperación:
¡Tócame, Dios, y hazme saber que estás aquí!.
Dicho esto, Dios bajó y tocó al hombre,
Pero éste espantó a la mariposa que volaba a su alrededor y continuó caminando...

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domingo, 14 de diciembre de 2008

142. ¡Qué gozada de festival!

Este domingo hemos celebrado el Festival de Navidad de la Catequesis de Satri. Hemos disfrutado de la entrega y el entusiasmo de catequistas y chavales, que como siempre lo han hecho genial.
El guión de Pocoyó (o como se escriba) estuvo muy simpático, y hubo momentos muy bonitos. Fue sorprendente sobre todo la actuación de los chicos y chicas de sexto nivel (creo), las chicas vestidas de monjitas y cantando con música de "Mamma mía".
He sacado unas cuantas fotos (a Javi y a Cris se les ve un poquito en dos de ellas) y os las pongo para los que no habéis podido asistir, además del vídeo de la actuación final, en la que todos, niños y catequistas, cantaron el villancico "Nace Jesús" (sobre la versión que hemos grabado el último mes, que ha resultado muy útil):



El vídeo:

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viernes, 5 de diciembre de 2008

141. Documentos para Adviento

Quería colgar aquí dos documentos que nos pueden resultar útiles de cara al Adviento. Los dos tienen que ver con la forma en que vivimos este tiempo de preparación.

  • Anhelos espirituales de Adviento, es un texto que he tomado del blog de José Ignacio Calleja ("La mirada samaritana"), un sacerdote alavés. Es una bonita charla que nos plantea la necesidad no ya de vivir el Adviento, sino de vivir en Adviento permanente, en tiempo de espera activa, con actitud escatológica.
  • Vivir en la Acción de Gracias, es el texto sobre el que trabajamos con Bego en la última reunión de la comunidad. A la luz de las cartas de Pablo, un texto para revisar si realmente leemos la vida desde la acción de gracias a Dios.

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martes, 2 de diciembre de 2008

140. Fotos de las Confirmaciones del sábado

Como sabéis, el sábado pasado celebramos en Satri las Confirmaciones de un grupo de jóvenes. Fue una celebración muy bonita, todos gozamos con los chicos y chicas que se confirmaban y se sintió la presencia del Espíritu en medio de la comunidad. Gracias a Ricardo tenemos fotos de la celebración (a mí se me olvidó llevar la cámara). He puesto en el blog Comunidades Satri una docena, aquí sólo os dejo una muestra.

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139. Teleoración martes 2 de Diciembre










Teleoración: Segunda realidad mesiánica: el Mesías que viene

Isaías 11,1-10 Sobre él se posará el espíritu del Señor

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.


Lucas 10,21-24 Jesús, se llenó de la alegría del Espíritu Santo

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar."
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron."



¿Se imagina Usted el hermoso espectáculo de una vaca y una osa que se vuelven comadres o del lobo y el cordero que, después de larga enemistad, llegan a ser amigos?

La visión profética de Isaías, que leemos hoy, tiene la osadía de ver el mundo así: a los viejos enemigos, de los cuales alguna vez pensamos que jamás llegarían a cambiar de actitud, de repente los vemos hacerse amigos, aprendiendo una sana y fructífera convivencia. Es el sueño de la reconciliación, de la paz definitiva, de la humanidad querida por Dios.

Este sueño lo realiza el Mesías: “Saldrá una rama del tronco de Jesé” (11,1). En él retoña ―después de largo tiempo de aridez por el invierno o quizás por una tremenda sequía―, como un árbol, una nueva humanidad. En el Mesías, Dios retoma desde la raíz su proyecto sobre el mundo. ¡Su venida nos devuelve la esperanza del fin de las guerras e inaugura el nuevo proyecto de humanidad!

¿Cómo podremos contemplar la venida? Sigamos el hilo de la profecía isaiánica:

El v.9 nos da una pista que conecta muy bien con la invitación que recibimos ayer para subir al Monte Sión: “Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi monte santo” (11,9). Desde el monte consagrado por la presencia de Dios, en comunión con Él, se ve cómo hace surgir el mundo nuevo que a veces no conseguimos vislumbrar.

Subiendo junto con el profeta Isaías contemplamos asombrados este espectáculo:
  • sobre la tierra semiárida de Palestina el paisaje vegetal, cósmico y humano se transforma: primero un tronco retoña (11,1),
  • luego soplan los vientos desde los cuatro puntos cardinales; éstos ya no pasan derecho sobre el árbol sino que se posan sobre el retoño comunicándole su vitalidad (11,2),
  • con esta fuerza el retoño se levanta y le hace justicia a los pobres de la tierra (11,3-5),
  • entonces la justicia genera paz y reconciliación entre los irreconciliables de la tierra (11,6-9),
  • finalmente, el retoño (que es el Mesías) ―y no sólo el monte Sión― se vuelve estandarte que responde a las búsquedas de todos los hombres de la tierra (11,10).

Detengámonos en cada uno de estos cuadros:

1. Del tronco de Jesé brota un retoño (11,1)

La promesa de Dios vivifica la cepa de la historia de la salvación. Los orígenes del Mesías descendiente de David son humildes, pero hay que ver en él la obra de Dios. El viejo árbol no ha muerto, la savia ―la fuerza de la vida― es perenne, aun cuando no se note, ella siempre ha estado ahí y Dios la vuelve a manifestar.

2. Los cuatro vientos de la tierra se posan sobre el retoño de David (11,2)

Los vientos simbolizan el Espíritu de Dios que unge al Mesías. Se trata del Espíritu que hizo posible la creación (ver Génesis 1,1-2) y que suscitó líderes para Israel (ver Números 11).

Su don es cuádruple, número que hace referencia a una realidad completa:

  • es el mismo Espíritu del Señor;
  • es Espíritu de sabiduría e inteligencia: éste le da al Mesías la capacidad de percibir la realidad como Dios la ve, con mirada de justicia y de verdad; esto es lo primero que necesita un líder;
  • es Espíritu de prudencia y valentía: se trata del criterio para el buen gobierno y del valor para emprender grandes acciones que implica su alta responsabilidad, ya que no es suficiente ver lo que hay que hacer sino que es necesario, ante todo, ponerse en acción sacando adelante los proyectos;
  • es Espíritu de conocimiento y temor del Señor: el líder obra con una actitud de humildad profunda ante Dios, porque es el Señor quien verdaderamente lo sabe y lo puede todo.

3. Surge en medio del pueblo un líder íntegro y justo (11,3-5)

Cuando entra en acción, el Mesías se pone del lado del desprotegido, de aquél a quien les son negados sus derechos. Su criterio de juicio no son las habladurías. Él, con la fuerza de su palabra pondrá en evidencia al culpable y hará justicia poniendo en su sitio a los que hacen imposible la paz, los que siempre están generando división y discriminación porque actúan según sus intereses. Una vez que lo logra, se reviste solemnemente con las insignias reales de la justicia (“Justicia será el ceñidor de su cintura”) y la verdad (“Verdad será el cinturón de sus flancos”).

4. La no-violencia se convierte en un estilo de vida dinámico en el que se tejen relaciones constructivas entre los antiguos y ancestrales enemigos (11,6-9)

Este nuevo estilo de vida, que ya no depende del impulso natural de venganza o de dominio sobre el otro sino de una fuerza interna que lleva respetar y amar promoviendo la vida, se simboliza en la reconciliación de los animales salvajes con los animales domésticos:

  • Los animales depredadores están dispuestos a cambiar de dieta con tal de no hacer daño.
  • En medio de ellos el hombre ―cuya vida está siempre amenazada por los animales salvajes― aparece como un niño débil e indefenso ante quien las fieras, e incluso la más indomesticable de todas, la serpiente, se vuelven mansas y comparten con confianza sus espacios como en un juego infantil.

Sin cambiar su ubicación en la montaña, finalmente la profecía amplía progresivamente la visión, como cuando se contempla la amplitud de un océano, para anunciar la reconciliación del mundo: entre los animales salvajes, entre los a veces no menos salvajes que son los hombres, y finalmente entre los hombres y Dios: “Nadie hará daño, nadie hará mal... porque la tierra estará llena del conocimiento de Yahveh” (11,9).

5. En el centro de toda esta obra está el Mesías, la “bandera” que buscan los pueblos (11,10)

La profecía no pierde de vista la persona del Mesías, la “raíz de Jesé”. Él aparece visible como una “bandera”. En una bella trasposición de símbolos, la “raíz” aparece también como “bandera” militar, expresión de su vigor y anuncio de su victoria sobre el mal. Junto al Mesías los pueblos no combaten entre sí sino que se unen a la única batalla que vale la pena librar unidos: la promoción de la vida y la fraternidad.

También al final, la profecía nos hace ver cómo los paganos que buscaban a Dios en lo alto del monte Sión (ver la lectura de ayer), ahora lo buscan de manera concreta en la “raíz de Jesé”, el sucesor de David.

La “morada gloriosa” del Mesías, es el punto de encuentro de todas las naciones buscadoras de Dios y su justicia. En esta “morada” hay paz y descanso, porque sólo en Él encuentran reposo, esto es, tienen su realización y plenitud todos los proyectos humanos.

Y la profecía se realiza en Jesús (Lc 10,21-24)

JESÚS es el MESÍAS que realiza lo anunciado por el profeta. Lo reconocemos por un detalle: como nos enseña hoy el Evangelio de Lucas, sobre él se posa el Espíritu Santo con el don del gozo (10,21) y del conocimiento de Dios (10,22). Los pequeños en su sencillez se abren ante la Palabra que trasmite el “conocimiento” de “quién es el Padre” y “quién es el Hijo”, la cual les llega por boca de los predicadores. En la Buena Nueva de Jesús se realiza lo que el profeta Isaías anunció pero no vio y lo que los gobernantes de la tierra quisieron lograr pero no consiguieron.

Al ver el éxito de los 72 discípulos enviados a predicar, Jesús se llena de alegría y agradece al Padre por la manera como obra el plan de Dios entre la gente sencilla. Son los sencillos quienes han dado el salto de calidad humana y se han valorado a sí mismos y a los demás como seres humanos, reconociendo a Jesús en toda su dimensión.
Es precisamente la gente sencilla la que descubre ayer y hoy que es capaz de transformar las cosas y construir el reino aquí y ahora, y es justamente por eso que Jesús trata de “felices” a los sencillos, porque han podido dimensionar desde su sencillez la grandeza del plan de Dios.
También Jesús proclama una vez más la común-unión entre él y el Padre, pues nadie conoce al Padre si no es a través de su Hijo y a quien El lo quiera revelar.
El Señor nos invita hoy a esforzarnos por tener un corazón sencillo, para poder aprender a valorar la sabiduría de los más “pequeños”, reconocer en todas las personas a nuestros verdaderos hermanos y hermanas, y en ellos ver la cara amorosa del Padre.
Nos caben dos preguntas: ¿Cómo podemos hacer realidad esto en nuestra sociedad? ¿Tenemos que descartar a los sabios e inteligentes, a reyes y profetas?

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón:

La segunda realidad mesiánica es la de la persona del Mesías. En él todo renace desde la raíz y todas las realidades humanas se ordenan en función del proyecto de vida ―en un ámbito de hermandad― propuesto por Dios. El camino de la reconciliación que le devuelve al mundo su vitalidad para crecer juntos comienza con el “conocimiento del Señor” que trae el Mesías.

  1. ¿Qué me dicen los cinco pasos de la profecía de Isaías? ¿Cómo se relacionan con el despertar, en lo más profundo de mí, de las esperanzas marchitas?
  2. ¿Qué retrato hace la profecía de la realidad que estamos viviendo a nivel nacional e internacional?
  3. ¿Qué relaciones están rotas en mi vida? ¿Tengo interés por restablecer las relaciones difíciles en este tiempo de Adviento y Navidad? ¿Cuál es el punto de partida que propone la profecía?
  4. ¿En este árbol del mundo qué ramas se han marchitado? ¿Cuál es la buena noticia que anuncia la promesa profética y de qué manera Jesús la lleva a cabo?

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