"Solo existo en la medida en que existo para otros, y en última instancia ser es amar" (Enmanuel Mounier)

martes, 18 de noviembre de 2008

137. Teleoración martes 18 de Noviembre

Este martes yo estaré en la Coordinadora de Comunidades, y Bego cuidando de Luisete hasta que venga Antonio. De modo que, si os animáis a rezar en comunidad con este precioso texto, tendrá que ser "teleoración" al cien por cien. Besos.



Teleroación: El encuentro de Jesús con Zaqueo

Lucas 19,1-10
“El hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”

En aquel tiempo entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió en una higuera para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa".

El bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador". Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más".
Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido".

Del encuentro vivo de Jesús con el ciego que estaba a la entrada de Jericó, pasamos hoy a otro encuentro famoso que se realiza ya dentro de la ciudad: el encuentro con Zaqueo. Pasamos del encuentro con un mendigo al encuentro con un rico. En ambos casos asistimos a una catequesis sobre lo que es una experiencia de salvación.

Veamos primero la persona de Zaqueo. Hay personas que a veces clasificamos como “difíciles” en la evangelización. Son personas “duras” para convertirse. Zaqueo parece ser una de ellas. Él llena todos los requisitos:
  1. Es publicano (baste recordar 15,1-2), inclusivo es el jefe de ellos. No olvidemos que Jericó está en un lugar estratégico, es ciudad de frontera, donde debía haber una oficina de aduana para cobrar los impuestos de los mercaderes por el tránsito de la región de Judea hasta la región de Perea (al otro lado del Jordán).
  2. Es rico, Jesús ya había dicho un poco antes: “¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!” (18,24).
  3. Es un “pecador”, dice la gente en el v.7. La gente lo tiene “fichado”, sus malas acciones (sus injusticias y extorsiones) parecen ser conocidas por “todos” (como dice expresamente el texto).
  4. En el momento de su conversión él no excluye haya podido ser deshonesto (v.8).
  5. El mismo Jesús se refiere a él como uno que “estaba perdido” (v.10).

El relato de la conversión de Zaqueo es una demostración del poder de Dios para cambiar los corazones duros, de manera que ellos puedan gustar también de la salvación. Bien dijo Jesús: “Lo imposible para los hombres, es posible para Dios” (18,27).

¿Cómo sucede el encuentro con Jesús que le transformó la vida?

Zaqueo quiere ver, montado desde un sicómoro, a Jesús. El texto dice que “trataba de ver quién era Jesús” (v.3), lo cual nos recuerda también la actitud de otro hombre poderoso, Herodes, cuando supo acerca de Jesús (ver Lc 9,9). Lo que llama la atención no es el improvisado balcón que supliría su baja estatura sino su profundo interés por Jesús. Para Zaqueo no es suficiente “escuchar” acerca de Jesús sino dar un nuevo paso hacia delante en el conocimiento de Él: el verlo.

Zaqueo recibe a Jesús con alegría. Pero es Jesús quien “ve” a Zaqueo y le pide hospedaje. Es normal que Zaqueo lo haga “con alegría”, porque el hecho le da importancia. Esta valoración por parte Jesús, que es un signo de su misericordia, es salvífica porque rescata lo mejor que hay en su corazón. Por eso su “alegría” es la “alegría de la salvación” que ya comienza a experimentar. Y como sucedió con la historia del ciego: no es suficiente ver pasar al Señor, lo importante es estar con Él, entrar en relación estrecha con Él en el gozo festivo de la mesa.

Zaqueo se comporta públicamente como un hombre según el Evangelio. A la “alegría” le sigue otro indicador de salvación: la generosidad. Él dice: “Daré la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo” (v.9). Desde el comienzo del Evangelio, en la predicación de Juan Bautista, se había dicho que la conversión no era cuestión de labios para fuera sino gestos de beneficencia (ver 3,12-13). Zaqueo ahora tiene el corazón del Evangelio (“dad y se os dará”, 6,38; “Dad en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros”, 11,41).

Jesús concluye diciendo “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” (v.9ª). Es el “hoy” de la salvación que fue anunciada en Lc 4,21. Entonces Zaqueo es acogido como miembro pleno de la comunidad: “También éste es hijo de Abraham” (v.9b).

El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido” (v.10). El encuentro de Jesús con Zaqueo ha sido como el pastor con la oveja perdida, que estaba descarriada, herida, maltratada (como lo ilustra Ezequiel 34,16). Una historia cargada de profundas emociones que nos sobrecoge también a nosotros hoy.


Para cultivar la semilla de la Palabra en la vida cotidiana:
  1. ¿Cómo fue el itinerario del encuentro de Jesús con Zaqueo?
  2. ¿En qué se nota el giro de la conversión que ocurre en Zaqueo?
  3. ¿Qué me enseña este texto para una trabajo de evangelización urbana en las Jericó de hoy?

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